El pasado fin de
semana celebrábamos la duodécima Feria Empresarial del Norte, eventos con los que
se quiere poner en valor y potenciar nuestra actividad empresarial y comercial.
Después de oír los discursos repetitivos de
siempre que se vuelven cansinos para
cualquier oyente complaciente que no acaba de entender aquello de que las
culpas siempre vienen de fuera, me viene a bien invitarles a reflexionar sobre
algunos hechos relevantes que han marcado el devenir de esta comarca en las
últimas décadas y que aún andan coleando como la culminación de la red viaria de la
Comarca Norte.
Nuestra Mancomunidad se constituye allá por 1974 por
los municipios de Guía, Galdar y Agaete, incorporándose, posterior y
paulatinamente hasta el 2002, el resto de municipios que hoy la conforman. Su
objetivo y finalidad, como no podía ser de otra manera, era y debe ser la de
mancomunar servicios buscando la eficacia y eficiencia en su gestión a beneficio
de su población. Los logros alcanzados, a mi entender, dejan mucho que desear y
su función se limita a ejercer como lobby
ante otras administraciones públicas dado la inexistencia de servicios
mancomunados. El único llevado a cabo, que conozca, fue el de la recogida de
residuos sólidos urbanos del que se fueron descabalgando, uno a uno, los
municipios que se adhirieron a él.
Muchos han sido los
grandes planes estratégicos publicitados para potenciar el desarrollo de la
comarca: “Plan de Calidad y dinamización turística, Plan de competitividad y
dinamización económica, Plan de movilidad para la mejora del transporte en la
comarca, Plan hidrológico, etc.”. Algunos han conseguido partidas
presupuestarias relevantes como el Plan de Competitividad cuyos destinos más
significativos, por su inversión económica
son: El Complejo Multifuncional Comarcal en Arucas, el Mercado Agrícola
Comarcal en Guía (en construcción y sin financiación suficiente para su
culminación) y el Parque Científico Tecnológico Comarcal en Galdar cuyas obras
se iniciaron recientemente. Otros han quedado en el baúl de los recuerdos como
el Plan Hidrológico, tan necesario y urgente en una comarca donde el agua es fundamental, no solo para el abasto
domiciliario, sino para el sector primario al que se quiere potenciar sin
ponerle medios imprescindibles como este, en la cantidad, calidad y precio adecuado.
Días pasado los medios de comunicación se hacían eco de los hechos acaecidos en
el barrio de Becerril de Guía por la calidad del agua y la situación de la
planta desaladora, Roque Prieto II de propiedad municipal, que lleva seis años
inactiva desde su construcción, por no sé qué desavenencias entre el Consejo
Insular de Aguas y el gobierno municipal: ocho millones de euros varados a
orillas del mar que necesitan de otro millón para su puesta en funcionamiento,
entre otras causas por falta de mantenimiento.
Si a lo anterior
unimos la situación de una comarca conformada por una población de 123.251 habitantes, según datos al 2012, y con
una cifra de 18.021 parados frente a los
9.228 existentes en el 2007, la situación es más que preocupante.
He de recordar, aunque
se dirá que es seguir machacando en la herida aún sin cicatrizar, que la
situación viene marcada por la toma de
una decisión más que desafortunada en el seno de la Mancomunidad. Con fecha 20
de diciembre del 2009, a tenor de la puesta en servicio de lo que se ha venido
en llamar el “IV Carril de la GC-2”, en un editorial publicado en el diario La
Provincia, bajo el titulo “La carreta del Norte un alivio”, se pudo leer lo
siguiente: “El nuevo
tramo, aún de carácter provisional, ha soportado un endémico retraso en el que,
sin lugar a dudas, deben asumir su responsabilidad los propios alcaldes de la
comarca. Cuando en octubre de 1997 el consejo de Ministros de España aprobó el
gasto para ejecutar el tramo Arucas-El Pagador, de 7,1 kilómetros, meses
después la Corporación de Arucas por unanimidad, y con el apoyo de la
Mancomunidad del Norte, planteó al Gobierno de Canarias cambiar el trazado de
la carretera y que la gran arteria de comunicación transcurriera por el
interior”. Esta histórica decisión hipoteco el desarrollo de la comarca al no
permitir aprovechar el tirón económico del momento y hoy podemos ver los
esqueletos de edificios a medio construir coronados por grúas abandonadas a su
suerte en algunos de nuestros municipios. Eso sí, lo de asumir
responsabilidades es otro cantar.
El discurso, en
eventos como estos o en los que se producen en cada cambio de su presidencia,
sigue siendo el mismo con los matices del actor de turno. El pasado sábado
podíamos oír cosas como estas: “… descubrir el Norte, el Norte esta descubierto desde antes de Cristóbal
Colon y lo Reyes Católicos…, el norte, decía la gente nuestra cuando se perdían
los estribos y los papeles, el Norte no
se puede perder y hay que recuperar el Norte, … se empiezan a ver sus frutos,
…” . Este juego de palabras es el que no nos deja avanzar y mucho menos cuando
se sigue esperando que alguien venga en nuestra ayuda sin ni tan siquiera saber
lo que queremos.
Una comarca con unas cifras de paro
insostenibles, con un sector primario carente de estímulos e inversiones
públicas que le hagan mantenerse y
crecer, con algunos subsectores en clara caída,
un sector empresarial que acusa la gravedad de la situación económica,
el comercio que no acaba de arrancar, las sinergias turísticas que no llegan de
forma significativa ante la falta de iniciativas profesionales capaces de atraerles
a pesar de nuestras potencialidades, necesita de impulso serio y coherente.
Los recortes y reformas
que se avecinan nos traen nuevas amenazas, algunas ya en el candelero: Los
partidos judiciales de Arucas y Santa María de Guía peligran, también los
Juzgados de Paz y la falta de inversión para culminar la red viaria de la
Comarca como, la IV fase de la Circunvalación de Las Palmas y carretera de La Aldea.
Mientras sigamos
hablando en clave comarcal a la vez que nos miramos el ombligo, lo nuestro no
tendrá remedio ni solución. Los treinta
y nueve años de la Mancomunidad están
llenos de luces y sombras, va siendo hora de abrir un amplio debate con el objetivo de establecer, después de
analizar nuestras amenazadas y debilidades, poner sobre papel las fortalezas y oportunidades,
un consensuado y coherente plan estratégico que nos haga ver la luz al final
del túnel.
La Mancomunidad no
puede seguir siendo un club-escaparate de alcaldes. A ese corazón hay que inyectarle
mucha y variada pasión, sin localismos.
Santa María de Guía a 13 de Noviembre
del 2013
Colaboración con el programa de radio “La
Marquesina” dirigido por Santiago Ramírez en Diámetro Radio